Para mí el proceso de acompañamiento supuso el vivir la pérdida de otra manera, siendo muy consciente de todo, consciente del camino de él y del mío y de cómo se cruzan y entremezclan para nuestra evolución. Lo he vivido, y lo vivo, con pena pero con una gran serenidad y paz. Gracias Marta por hacer de algo tan duro como es la muerte, una experiencia aceptable y enriquecedora.